Lo confieso: las odio.
Aunque he de reconocer que a veces no quedan mal del todo.
(las moscas, no las guitarras, claro)
jueves, 25 de febrero de 2010
miércoles, 24 de febrero de 2010
Lake Wakatipu
lunes, 22 de febrero de 2010
MIlford Sound y el Crucero
A pie de fiordo, en Milford Sound, las dimensiones se pierden
a la vez que las cumbres se erigen imponentes cual desafío de horizontes.
Entre las moles rocosas, un barco crucero de juguete,
diminuta envergadura que alberga cientos de pasajeros dormidos entre las olas sinfónicas,
y que traen, escondidas bajo su almohada,
todas sus ilusiones encerradas en un puño.
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jueves, 18 de febrero de 2010
Mitre Peak, la insignia de Milford Sound
Mi viaje por la isla sur ha concluido.
Y con él se consagra todo un descubrimiento de una tierra intacta, salvaje, inalterada por la negligente mano del hombre. Una tierra que se erige drástica y violenta, retorciendo los horizontes y rasgando los cielos. Una tierra que se cubre con un manto tupido de árboles ignotos, sonidos desconocidos, y animales sorprendentes.
Una tierra que deja escuchar su latido a todos aquellos que lo saben apreciar.
Así es que, empezando por el final: Milford Sound, maravilla natural donde las haya, en el paque nacional de Fiordland.
Y con él se consagra todo un descubrimiento de una tierra intacta, salvaje, inalterada por la negligente mano del hombre. Una tierra que se erige drástica y violenta, retorciendo los horizontes y rasgando los cielos. Una tierra que se cubre con un manto tupido de árboles ignotos, sonidos desconocidos, y animales sorprendentes.
Una tierra que deja escuchar su latido a todos aquellos que lo saben apreciar.
Así es que, empezando por el final: Milford Sound, maravilla natural donde las haya, en el paque nacional de Fiordland.
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jueves, 4 de febrero de 2010
Cazadora de Horizontes
lunes, 1 de febrero de 2010
Océano Pacífico Sur
Durante unos dos minutos pudimos observar cómo esta magnífica criatura respiraba. Coqueta entre las olas, dejándonos entrever ese 10% de su tamaño actual, tomaba aire y lo expulsaba levantando una gran columna de agua.
El sonido que produce al expulsar el agua es hipnótico.
Y, de repente, no excuchas nada más. No hay nadie en el océano, solo tú y la ballena.
Y el frenético 'clic' del osado obturador.
El sonido que produce al expulsar el agua es hipnótico.
Y, de repente, no excuchas nada más. No hay nadie en el océano, solo tú y la ballena.
Y el frenético 'clic' del osado obturador.
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