
Dependiendo del ángulo desde donde se contemplen los hechos que componen nuestro puzzle cotidiano,
el tiempo puede ir hacia adelante o hacia atrás,
en un frustrado Rewind o en un diabólico Forward.
Esta serie no es más que un juego donde no existen las reglas,
como un juego es cada día en que nos sometemos a la arbitrariedad de los acontecimientos.
Dependiendo de si miramos de final a principio, o de principio a final,
el orden de la historia se altera hasta tal punto
que la víctima se convierte en culpable
y quien parecía el culpable, no fue más que una pobre víctima.
Y lo paradójico es que éste es un ejercicio sibilino al que nos exponemos cada día...