
Este día cogí un ferry en el puerto (Circular Quay) que, tras varias paradas en bahías varias, me dejó en Watsons Bay. Allí desbubrí este pequeña playa salpicada de barquitas sobre las que se vislumbraba la silueta de la ciudad, difuminada en la lejania.
Como anécdota os diré que, sumida en la fascinación de la fotografía que muchos conoceréis, perdí la nocion del tiempo.. y el ultimo ferry de vuelta! La cosa se agrava si tenemos en cuenta que mi vuelo de regreso a Melbourne salía en tres horas.. menos mal que hay autobuses.