
Es como tener la proyección de mí misma entre mis brazos,
una muñequita con la que jugar,
un alma cándida y gemela que me hace compañía
y a la que quiero más de lo que las palabras puedan expresar
y los pensamientos puedan conjugar.
Es mi hija.
Instantes congelados, metáforas visuales y otros sortilegios cromáticos.